lunes, 13 de abril de 2015

Eduardo Galeano, siempre presente

Origen de la imagen

Ventana sobre el cuerpo*
La iglesia dice: El cuerpo es una culpa.
La ciencia dice: El cuerpo es una máquina.
La publicidad dice: El cuerpo es un negocio.
El cuerpo dice: Yo soy una fiesta.

Las voces de los grandes se escuchan cuando ocurren cosas grandes y también cuando pequeñas cosas de todos los días inspiran historias. Así es la voz de Eduardo Galeano: clara, fuerte, comprometida, inteligente, cálida, graciosa, actual, solidaria y por eso y más siempre presente.

Ahora en su biografía, al lado de su lugar de nacimiento, el 3 de septiembre de 1940 aparece la fecha de su fallecimiento: 13 de abril de 2015, ambos acontecimientos en Montevideo, Uruguay; el "paisito" de Alfredo Zitarrosa, Mario Benedetti, los Olimareños, José Mujica...

"La muerte es muy aburrida", decía. Por lo que invitaba a quienes lo escuchaban a gozar todo.

Quienes lloramos su muerte nos consolamos al decir que su obra queda y la mejor forma de honrar su memoria es descubrirlo (para quienes todavía no lo conocen), leerlo, releerlo, escucharlo, sentirlo cercano a la cotidianidad latinoamericana pero también a la de otros países que sufren injusticias, es decir, todos, porque no le eran ajenas las historias que se escriben con sangre en Irak, Afganistán, Siria..., como tampoco  movimientos como los indignados españoles y, más recientemente, el surgido a raíz de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Lo leíamos en La Jornada y leíamos de él en dicho diario. De su discurso pronunciado el 22 de febrero de 2011, cuando recibió el diploma de honor y la Medalla 1808, como reconocimiento a su trayectoria.
…Galeano agradeció a México y manifestó su solidaridad con el país “ahora que esta tierra entrañable está siendo víctima de la hipocresía del narcosistema universal, donde unos ponen la nariz y otros los muertos, y unos declaran la guerra y otros reciben los tiros
“Y en estas horas duras, México está recibiendo veladas amenazas del gran hermano del norte que parece que quiere venir a salvar a este país de la violencia y del caos, y eso corresponde a la tradición mesiánica del hermano del norte que a lo largo de casi toda su vida independiente se ha consagrado a esa tarea, al parecer encomendada por Dios, de salvar a los países que necesitan su ayuda. Me parece muy peligroso, porque en la experiencia esa ayuda ha sembrado al mundo de dictaduras militares, ha convertido a Irak en un manicomio y está convirtiendo a Afganistán en un vasto cementerio.
“A mí –dijo– me parecen peligrosos todos los mesianismos, tengan el color político que tengan y provengan de la religión de donde provengan. El único mesianismo que no parece peligroso es el mesianismo de Lionel Messi, el mejor jugador de futbol del mundo.”

Lo mismo hablaba de los piratas de Somalia que de los de Wall Street, de las Chicas Superpoderosas, que de fútbol
Cuando el Mundial comenzó, en la puerta de mi casa colgué un cartel que decía: Cerrado por futbol.
Cuando lo descolgué, un mes después, yo ya había jugado 64 partidos, cerveza en mano, sin moverme de mi sillón preferido.
Esa proeza me dejó frito, los músculos dolidos, la garganta rota; pero ya estoy sintiendo nostalgia.
Ya empiezo a extrañar la insoportable letanía de las vuvuzelas, la emoción de los goles no aptos para cardiacos, la belleza de las mejores jugadas repetidas en cámara lenta. Y también la fiesta y el luto, porque a veces el futbol es una alegría que duele, y la música que celebra alguna victoria de ésas que hacen bailar a los muertos suena muy cerca del clamoroso silencio del estadio vacío, donde ha caído la noche y algún vencido sigue sentado, solo, incapaz de moverse, en medio de las inmensas gradas sin nadie.
Decía, como puede escucharse en la siguiente entrevista videograbada, que le gustaba platicar entre iguales, que no le gustaba que lo presentaran como intelectual. Me encanta la forma en que abordaba los temas, cómo relacionaba ideas, cómo lo tenían casi que llevar a rastras para concluir la charla.
No sé lo que va a pasar. Me importa lo que está pasando, me importa el tiempo que es y lo que ese tiempo que es anuncia sobre otro posible tiempo que será, pero qué es lo que será al final, no sé. Es como si yo me preguntara, cada vez, cuando me enamoro, cuando vivo una experiencia de amor a fondo, de veras y no me importa morir en ese momento mágico del amor cuando ocurre... y yo digo, y bueno, nada, el amor es como esto, es infinito mientras dura y lo importante es que sea infinito mientras dura...


* Del libro Las palabras andantes, con grabados de J. Borges, Siglo Veintiuno Editores, octava edición 2006.

2 comentarios:

Sergio Astorga dijo...

Una voz que vamos a extrañar. El sabio que nos dice que parece que todo se puede beber despacio mientras dura.
El sabio que no dice que a la mierda hay que llamarla por su nombre.
Galiano es una voz que nos ayuda a no callar por una hipócrita decencia.

Abrazos María Eugenia.

María Eugenia Mendoza dijo...

Así es, Sergio, lo vamos a extrañar.
Un abrazo fuerte.